El vrae convertido en un psicosocial fujimorista
La tragedia de Sanabamba en el Valle del Río Apurímac-Ene (VRAE) que costó la vida a 14 jóvenes soldados, está siendo utilizado sin ningún pudor como un operativo psicosocial por el fujimorismo con la complacencia del alanismo.
Una especie de tráfico inmoral de la muerte.
Los operadores del fujimorismo, políticos y mediáticos, han llegado incluso a proponer que el corrupto sátrapa condenado a 25 años de prisión debería ser indultado por el gobierno de Alan García para que encabece una lucha exitosa contra el terrorismo y el narcotráfico enquistado en el VRAE, bajo el supuesto de que fue Alberto Fujimori el que derrotó al terrorismo y pacificó al país.
El drama del VRAE convertido en un psicosocial, sucia práctica del fujimontesinismo luego de la captura de Abimael Guzmán en 1992 y que usaba políticamente los remanentes de Sendero Luminoso (SL) parapetados en sus “santuarios” de Sión (Alto Huallaga) y Vizcatán (VRAE), también ha servido a los “halcones” y militaristas para reforzar sus posiciones.
Lo sorprendente en este caso es que los más duros “halcones” que exigen una política de tierra arrasada en el VRAE son algunos periodistas y analistas civiles.
Los militares, entre ellos los generales Roberto Chiabra, José Graham y Otto Guibovich, este último comandante general de Ejército en funciones, sostienen por el contrario que el triunfo sobre el crimen organizado sólo es posible “ganando a la población”, como lo hizo el general Alberto Arciniega en el Alto Huallaga en 1986, una estrategia clave en el posterior derrumbe de SL.
Quienes sostienen que la inversión social en el VRAE es imposible mientras primero no se derrote a la sociedad terrorismo-narcotráfico están planteando la estrategia norteamericana de la carreta delante de los caballos.
Para los estrategas de Washington, la precondición al desarrollo es primero la limpieza del terreno de narcoterrorismo, olvidando que precisamente el caldo de cultivo del terrorismo y el narcotráfico es, como en el caso del VRAE, la extrema pobreza de la mayoría de los 150 mil habitantes desperdigados en 12 mil kilómetros de territorio.
La estrategia puramente militarista para combatir el narcotráfico y a sus aliados armados empleada por Estados Unidos en Afganistán y Colombia ha sido un absoluto fracaso.
Felipe Calderón, en México, replicando este diseño, ha sacado 90 mil soldados para combatir el narcotráfico y el resultado ha sido 7 mil muertos en el año 2008.
El fujimorismo y su psicosocial es la expresión de este militarismo que quisiera una guerra sucia y de tierra arrasada en el VRAE para pescar en río revuelto a favor de sus oscuros intereses antidemocráticos.
Roger Rumrrill
Fuente : La Primera
No hay comentarios:
Publicar un comentario