domingo, 12 de julio de 2009
NUEVO GABINETE Y JORNADAS DE LUCHA
Raúl Wiener
Jornadas de lucha y nuevo gabinete
Como presidente, Belaunde solía desubicarse y confundir el 28 de julio de 1980 con el 4 de octubre de 1968; o la guerra de Sendero Luminoso con la guerrilla de Luis de la Puente de 1965. En junio, Alan García dio la impresión de repetir la estatización fallida de la banca de 1987 con la intervención a Panamericana; y la represión del motín de los penales de 1986 con la orden de desalojo de la “Curva del Diablo”, en Bagua. Pero lo que ha decidido hacer esta semana es más grave, porque supone hacer como si los nueve meses de Simon nunca hubieran existido y que lo normal es que al aprista Del Castillo le siga el aprista Velásquez Quesquén, con el agregado de un gabinete que transmite la idea de que aquí nunca hubo petroaudios, baguazo, Andahuaylas, Sicuani, etc., y que, como dice Mulder, falta terminar de pasar la ola de la conspiración social hasta fin de año, para que la gente se empiece a dar cuenta que este es el mejor gobierno de la historia.
Y si alguien cree que este es un gobierno débil y acorralado, fíjense nomás en las jornadas de esta semana y en el mitin de la CGTP y verán que en el fondo la inmensa mayoría vota por el sistema, lo que significa que se ve representada en Velásquez Quesquén, Rafael Rey, Aurelio Pastor y el general Salazar. Lo que no puede discutirse es que un gobierno desubicado jamás puede tomar correctas decisiones. Un punto es, por ejemplo, el inmenso pasivo de compromisos que deja el premier saliente. La pregunta es si el nuevo gabinete llega con la voluntad de honrar la palabra empeñada a nombre del Estado. Pero lo cierto es que no se ve nada como eso. Algo más, las encuestas han dicho que la población esperaba un primer ministro concertador que diera salida a los conflictos.
Pero el APRA de julio de 2009 se mueve bajo la perspectiva de que le están preparando un plan para derrocar a su gobierno y por eso actúa como si estuviera previniendo el choque, que en buena cuenta quiere decir que lo está adelantando. En ese punto también hay un extraordinario desenfoque. No sólo porque no hay ninguna coherencia entre los diagnósticos: complot que podría tumbar el poder, fracaso de jornada de lucha; sino porque tampoco tiene en cuenta que la debilidad del gobierno en Moquegua, Bagua o el sur del país, no depende de quien sea el ministro. Es verdad que el APRA y García quisieran ser un gobierno de las inversiones con mano dura sobre las protestas. Pero este esquema vuela por los aires a cada rato. Lo de la selva muestra la verdadera lógica del gobierno: vacilar hasta lanzar el ataque en el peor momento. No se ve cómo Velásquez, Rey y Salazar puedan cambiar esta dinámica.
Un comentario final: la CGTP acaba de comprobar que no puede mover a las masas como quiere y cuando quiere. Era muy distinto hacerlo el 11 de junio, con el país del lado de los amazónicos, que el 8 de julio como una suma de diversas protestas. Pero cuidado, la jornada de tres días ha parado medio Perú de una manera maciza, y el gobierno hace como si no se hubiera dado cuenta.
Fuente : La Primera
Gabinete alanista de mal a peor
César Hildebrandt
Por Dios y por la plata
Jura por Dios, la patria, el Apra, su familia, su apá que está en los cielos, el señor Aurelio Pastor. Decorará el ministerio de justicia (con minúsculas).
Es una de las novedades del gabinete (de cocina) que preside Javier Velásquez Quesquén. Una portátil aprista se ha encargado de matizar con gritos de euforia el ritual de este tercer consejo de ministros (con minúsculas) del segundo alanismo.
Velásquez Quesquén está exultante. Parece un sapo que está próximo a convertirse en príncipe. No es para menos. Ahora se da cuenta de cuánto paga ser, en la política peruana, un farsante.
Porque este es el mismo Velásquez Quesquén que un día apareció fotografiado y durmiendo la mona en una plaza pública de Sao Paulo, fotografiado por Torres Iscariote después de haber estado de juerga en un sambódromo. Para la iconografía de Velásquez Quesquén quedó esa foto suya mirándole las tetas de caucho a un travestido mientras bebía un líquido que más tarde, ante el escándalo, sería “agua mineral, puedo jurarlo”.
Sin olvidar que el viaje era oficial, que recibió viáticos y pasajes del Congreso y que la cita era nada menos que una sesión del Parlamento Latinoamericano.
Eso sucedió en diciembre del 2006. Meses antes, y por encargo directo de su jefe Alan García, Velásquez Quesquén había sostenido en el Congreso la acusación en contra de Alejandro Toledo por una supuesta violación sexual, evento que jamás ocurrió, como lo demostrarían las investigaciones realizadas tras la denuncia. Pero en esa época García le había ordenado a su jauría atacar a Toledo y Velásquez Quesquén obedeció. Como siempre.
Velásquez Quesquén es un mitómano que no se esfuerza, un solapa que carga al Señor de los Milagros (como su mandante), un fabricante de apócrifos.
Un día de 1994, por ejemplo, Velásquez Quesquén iba en un coche de Chiclayo a Zaña. No se sabe por qué, en el sector de San Nicolás, una pareja de esposos había denunciado el auto como sospechoso de extrañas maniobras. Lo cierto es que un retén policial hizo el alto en plena carretera, el chofer desobedeció y los efectivos, irreflexivamente, dispararon.
El resultado fue que una de las balas mató a uno de los ocupantes -un militante aprista llamado Ciro Fernández- y otra hirió en la pierna a Velásquez Quesquén. El policía que disparó fue enjuiciado en su fuero y condenado por los hechos. El Apra culpó al fujimorismo del peligroso incidente y las cosas quedaron allí (el relato viene en el blog “Náusea Política”).
Pues bien, resulta ahora que Velásquez Quesquén le ha contado a “Caretas” una historia mítica que lo sitúa entre los héroes sobrevivientes de la guerra contra el terrorismo. “Caretas” la ha publicado así:
“El 12 de diciembre de 1994 fue el día más aciago en la vida de Javier Velásquez Quesquén... Aquella vez estuvo a punto de morir a manos de Sendero Luminoso, que emboscó el vehículo en el que viajaba de Chiclayo a Zaña... “Fue uno de los hechos más dramáticos que me tocó vivir”, remarcó el congresista a casi 15 años del brutal atentado”. Hasta aquí la cita de “Caretas”.
Todo mentira. Sendero, descabezado hacía dos años, ya no sólo no actuaba en Zaña o Chiclayo -donde había tenido pocas intervenciones durante su esplendor asesino- sino que estaba hibernando y lamiendo sus heridas en sus “territorios originarios” como Huamanga. ¿Cómo podía entonces organizar un atentado en contra de quien era un oscuro aspirante a dirigente regional aprista en el camino de Chiclayo a Zaña?
Cuando Velásquez Quesquén dice que los 290 empleados que ha zampado en el Congreso porque tienen carnet aprista “sólo han regularizado su situación”, también miente. Porque está comprobado que más de la mitad de ellos entraron al presupuesto congresal en los últimos cuatro meses de su gestión. Y en relación a los otros, que ya ejercían funciones desde la directiva anterior, cabía perfectamente la figura de apelar a la austeridad y de no seguir abultando los gastos parlamentarios. Velásquez los ha incorporado formalmente y les ha dado estabilidad laboral. ¿Alguna comisión los evaluó? Ninguna. Pero tenían carnet partidario o eran simpatizantes.
Velásquez Quesquén dice que ignoraba “absolutamente” que su secretaria personal Giovanna Díaz Moreno, estudiante de derecho, había ganado, con una empresita fundada en el 2007, más de un millón de soles vendiendo enseres escolares, levantando módulos educativos y hasta incursionando en el tendido de redes eléctricas rurales.
¿Y dónde operaba la empresita Contratistas CG? Pues en el gobierno regional del Callao, del compañero Alex Kouri, y -oh casualidad- en las municipalidades amiguísimas de Ferreñafe, Pimentel y Chiclayo. ¿Y cómo obtenía el grueso de sus ingresos? Pues mediante la figura de “menor cuantía”, o sea dispersando en varias partes el presupuesto de la obra para no pasar la suma de 30,000 soles en cada factura.
“Yo no sabía qué hacía mi secretaria en sus ratos libres”, dijo Velásquez Quesquén hace muy pocos días, luego de la denuncia de “Cuarto Poder”.
El mensaje de García nombrando a Velásquez Quesquén es todavía más ominoso. Convencido de que fue Jorge del Castillo quien habría estado detrás del reportaje de “Cuarto Poder”, García le ha contestado a su ya carbonizado ex primer ministro, a la prensa que odia (este diario, “Perú 21”, “Cuarto Poder”, a veces “La República) y al peruano de a pie que lo desaprueba en masa: “hago lo que me da la gana”.
Sí, hace lo que le da la gana. Por eso premia a un farsante que aspira a ser tan rico como él. Será una tarea titánica, pero no imposible.
Fuente : La Primera
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