El hablador
Rafael Rey habla de indemnizaciones, curas extranjeros, espías en Estados Unidos, ONG, Universidades, pesca, píldoras del día siguiente, etc.; pero en Defensa, que es su encargo, le andan metiendo proveedores trafa, armas que disparan para atrás, tanques para desfiles y bajas en el Vrae, donde no tiene la menor idea de lo que se debe hacer.
Rey, como García, habla de todo, hasta de lo que no le preguntan. Pero el presidente habla porque cree que así domina a la gente (esta semana dijo que sus críticos envidiaban sus cualidades verbales), mientras el ministro lo hace por necesidad de la derecha militarista y confesionaria de hacerse escuchar, conscientes que sus otros voceros posibles: Giampietri, Cipriani. Kouri, no pueden meterse en todos los temas como lo hace él.
Rey ha sido desde Fujimori, el agente de una alianza discreta entre la reacción extrema con lazos con la jerarquía de la Iglesia, núcleos duros de las Fuerzas Armadas y grupos empresariales, con los gobiernos de turno. Y la razón por la que habla tanto, no es una mera vocación por el ridículo, sino una tarea política para crear una opinión a favor de decisiones gubernamentales represivas que son la sustancia de su propuesta.
Algunas perlas recientes pueden servir para mostrar lo que esto significa: el caso de la indemnización que la familia de Lori Berenson recibió como parte de la sentencia de la Corte Interamericana que anuló el juicio militar que la condenó a cadena perpetua como si fuera un “mando del MRTA”, no fue ningún premio porque la beneficiada no fue liberada como hubiera ocurrido en otras circunstancias, sino sometida a un nuevo juicio en prisión, y el pago fue en resarcimiento colateral por los gastos en el proceso, que corresponde a todos los casos en los que se declaró la violación de las garantías de derecho.
Pero, a pesar de ello, lo que tenemos en el Perú es un ministro denunciando al ex presidente Toledo por haber “acatado” una sentencia internacional a la que el Perú estaba obligado y lo dice cuando el Perú se encuentra en pleno trámite de una demanda ante la Corte de la Haya, sobre los límites marítimos con Chile, a la que se supone que los dos países tendrán que someterse cualquiera sea el sentido de lo resuelto. ¿Puede haber algo más estúpido, que dar a entender desde el seno del gobierno, que los fallos pueden ser dejados de lado, porque no nos gustan, o porque sirven para hacerse de una bandera política?
El caso Mac Auley es, por otro lado, el de un religioso comprometido con las poblaciones indígenas y sus demandas para la defensa del medio ambiente, frente a la actividad de las grandes empresas extranjeras que explotan los Hidrocarburos. El gobierno que ha descalificado a los indígenas como “perros de hortelano” y “manipulables”, ha decidido arbitrariamente culpar a Mac Auley por el hecho que la gente no acepta su política de concesiones e impunidad para las petroleras.
Y Rey, por supuesto, mete el pico para hablar de un supuesto derecho del gobierno de turno para echar a los extranjeros, porque le da la gana.
¿Qué extranjeros? A los que no simpatizan con el régimen o los que sin haber protagonizado un solo acto de violencia, ejercen su derecho a opinar y apoyar las causas que consideran justas.
Ya sabemos en qué clase de país quiere Rafael Rey convertir al Perú. Lo leemos todos los días en “Correo” y otros diarios.
Raul Wienner
martes, 13 de julio de 2010
Trapacería del doctor
El doctor Alan García no puede con su genio. Ha propuesto que el Contralor General de la República investigue y audite los cuatro primeros años de su actual gobierno. Cree que el país ha olvidado que el Contralor, Fuad Khoury, fue propuesto por él y designado en el Congreso por la mayoría que integran el APRA, el Fujimorismo y el PPC; es decir, por él.
En otras palabras, el presidente quiere curarse en salud. Busca que lo investigue alguien que le debe el cargo. Para eso puso al gato de despensero. Con la ayuda de Khoury quedará libre de polvo y paja.
Declarado inocente en casos como el del gas de Camisea, y el del campo de aviación civil de Collique, y el de la venta a precio de remate de enormes áreas de la selva (al Grupo Romero, por ejemplo), y el de la entrega de puertos a grupos Chilenos, podrá proclamarse político honrado para las elecciones de 2016.
García ha declarado que muchos le envidian su oratoria. Lo que esos pueden envidiarle es más bien la viveza criolla. Ajeno a la retórica auténtica, y no sólo a la clásica griega y latina que con tanto ahínco estudió el humanista mexicano don Alfonso Reyes, el presidente es más bien un típico palabrero peruano. A veces incurre en el cantinflismo continental.
Sospecho que a veces ni él mismo cree en lo que dice, como cuando prometió, en la campaña electoral, que pediría que la oposición nombre al Contralor de la República.
Juan Goytisolo, extraordinario narrador y ensayista español, critica en su libro Contra las sagradas formas la falacia lírica. Se refiere a la prosa sensiblera que miente y finge emociones. García es una expresión de ese vicio.
Un repertorio de sus efusiones sentimentales sería también muestrario de su extravío: que el Perú estaba blindado frente a la crisis global; que el Perú va a ser, gracias a él, se supone, en 2021 un país del primer mundo; que se va a crear un seguro universal en el que todos tendrán atención médica y remedios; que hemos realizado una revolución educativa; que la pobreza se encamina a la desaparición, a pesar de que muchos niños mueren de frío, y no sólo en Puno.
Que visite el hospital “Dos de Mayo” y los policlínicos de Essalud, que examine la aceleración insensata de las consultas e intervenciones quirúrgicas, que él ha exigido, para que vea lo que puede ocurrir si no se eleva exponencialmente el presupuesto de salud. Y si no se investiga en serio el manejo de los fondos de Essalud.
El doctor García no se defiende únicamente a sí mismo. Quiere proteger todo el sistema pútrido que él comanda. Si realmente quisiera transparencia, debería apoyar el proyecto nacionalista de establecer el Juicio de Residencia. Esto lo obligaría a permanecer cinco años en el país, mientras se le investiga. París&sa=Buscar" title="buscar información sobre París" class="resaltar">París, si no la cárcel, lo esperaría.
Cesar Levano
Fuente : La Primera
El doctor Alan García no puede con su genio. Ha propuesto que el Contralor General de la República investigue y audite los cuatro primeros años de su actual gobierno. Cree que el país ha olvidado que el Contralor, Fuad Khoury, fue propuesto por él y designado en el Congreso por la mayoría que integran el APRA, el Fujimorismo y el PPC; es decir, por él.
En otras palabras, el presidente quiere curarse en salud. Busca que lo investigue alguien que le debe el cargo. Para eso puso al gato de despensero. Con la ayuda de Khoury quedará libre de polvo y paja.
Declarado inocente en casos como el del gas de Camisea, y el del campo de aviación civil de Collique, y el de la venta a precio de remate de enormes áreas de la selva (al Grupo Romero, por ejemplo), y el de la entrega de puertos a grupos Chilenos, podrá proclamarse político honrado para las elecciones de 2016.
García ha declarado que muchos le envidian su oratoria. Lo que esos pueden envidiarle es más bien la viveza criolla. Ajeno a la retórica auténtica, y no sólo a la clásica griega y latina que con tanto ahínco estudió el humanista mexicano don Alfonso Reyes, el presidente es más bien un típico palabrero peruano. A veces incurre en el cantinflismo continental.
Sospecho que a veces ni él mismo cree en lo que dice, como cuando prometió, en la campaña electoral, que pediría que la oposición nombre al Contralor de la República.
Juan Goytisolo, extraordinario narrador y ensayista español, critica en su libro Contra las sagradas formas la falacia lírica. Se refiere a la prosa sensiblera que miente y finge emociones. García es una expresión de ese vicio.
Un repertorio de sus efusiones sentimentales sería también muestrario de su extravío: que el Perú estaba blindado frente a la crisis global; que el Perú va a ser, gracias a él, se supone, en 2021 un país del primer mundo; que se va a crear un seguro universal en el que todos tendrán atención médica y remedios; que hemos realizado una revolución educativa; que la pobreza se encamina a la desaparición, a pesar de que muchos niños mueren de frío, y no sólo en Puno.
Que visite el hospital “Dos de Mayo” y los policlínicos de Essalud, que examine la aceleración insensata de las consultas e intervenciones quirúrgicas, que él ha exigido, para que vea lo que puede ocurrir si no se eleva exponencialmente el presupuesto de salud. Y si no se investiga en serio el manejo de los fondos de Essalud.
El doctor García no se defiende únicamente a sí mismo. Quiere proteger todo el sistema pútrido que él comanda. Si realmente quisiera transparencia, debería apoyar el proyecto nacionalista de establecer el Juicio de Residencia. Esto lo obligaría a permanecer cinco años en el país, mientras se le investiga. París&sa=Buscar" title="buscar información sobre París" class="resaltar">París, si no la cárcel, lo esperaría.
Cesar Levano
Fuente : La Primera
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