jueves, 21 de mayo de 2009
Esta vieja sociedad
Susurros de sociedad
En la casa de Gabriela Chávez Bonifaz, especie de guardaespaldas mediática de Alex Kouri y consejera de Salvador Heresi Chicoma, se realizó hace unos días la despedida de don Rafael Rey, flamante embajador del Perú en Roma por decisión de Su Excelencia Dr. Alan García, el esposo de la señora Pilar Nores, la Primera Dama(argentina) que, según palabras del presidente de la República, “no recibe sueldo de nadie” y, al mismo tiempo, “viaja con su propio peculio” (aporte al realismo mágico que algún día será reconocido).
En fin, en el animado cóctel estuvieron personalidades de lo más influyentes en el mundo de la prensa, el lobismo con y sin caperucita, el editorial por encargo, la difamación delivery, el sobasoba con RUC, la custodia de valores, la cornucopia y afines, el canje y la viceversa y, en suma, el negocio de defender el sistema y el sistema de defender el negocio.
Estuvo parte de la crema y nata del poder prensil, aunque también hubo periodistas de verdad. Uno de estos fue Juan Carlos Tafur, que se tomó una simpática foto con Laura Cáceres, propietaria de la empresa ADN, especializada en investigar el genoma de la figuración.
Otro de los auténticos fue Mario Ghibellini, quien, disfrazado de senador romano en tiempos de Constantino, demostró que el talento puede ser compasivo, la inteligencia democrática y el peluquero un sujeto de alta peligrosidad.
Lourdes Alcorta, por ejemplo, se vistió de rosado no sanguíneo y llegó hasta sonreír y batió su propia marca de permanencia en la cordura llegando a las épicas dos horas, treinta y dos minutos y catorce segundos.
Entre los variados otros estuvo Baruch Ivcher, luciendo su mejor traje de tarde-noche y la sincera expresión de víctima profesional (ahora de la Sunat) que lo caracteriza.
Se diría que en ese rostro lagrimea siempre el errante trovador que se detuvo en Lima para mejorar la cultura de la ciudad, la televisión nacional y el castellano universal.
Bueno, también estuvo Jack Levy, quien solicitó a la anfitriona poner en el volumen más alto que se pudiera “La sinfonía del nuevo mundo”, de Anton Dvorak, música que le trae maravillosos recuerdos.
La escuchó pegado al aparato y sentado en el mejor banco que pudieron encontrarle.
Se comenta que Spielberg estaría interesado en el guión de “La lista de Levy”, preparado por Uri Ben Schmuel, también presente en el ágape.
Martín Pérez, emparentado con los Baertl y mandamás de CPN Radio, bebió con la moderación de siempre mientras que Juan Paredes Castro, heredero absoluto de Alfonso Baella Tuesta, se hizo visible para las fotos.
Martín Bustamante, cuya obra narrativa permanecerá inédita por inexplicable decisión del propio autor, sostuvo que el error de Kafka fue no invertir el proceso de Gregorio Samsa mientras daba cuenta de unos canapés.
Aurelio Pastor, por su parte, tuvo una conversación especial con Verónica Becerra, la que fuera relacionista pública de Yanacocha y brindara a diversos medios los datos más concretos y veraces en relación con el derrame de mercurio y la asonada izquierdista que pretendió paralizar el yacimiento.
Pastor, que es todo menos alemán, demostró la esplendidez de su alegría y no dijo nada, por supuesto, de las próximas elecciones internas del Apra.
Rafael Rey, el despedido, conversó con cada uno de los invitados y habló de los dos años de Roma que habrá de disfrutar y de lo que eso significa como coronación de una carrera dedicada a servir a Dios, a Vargas Llosa, a Fujimori y a García.
Mostró tanto entusiasmo respecto de su destino diplomático que, si su castidad no fuera una certeza absoluta, algún mal pensado podría haber pensado que hablaba de Betty di Roma.
Todo fue inolvidable.
César Hildebrandt
Fuente : La Primera
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