La táctica de García: Megacorrupción en puertos y exportación del gas.
Se adelanta el inicio del último año del mandato del Gobierno de García, con una creciente y extendida corrupción. Es una crisis en las alturas, que el Gobierno quiere manejar para que no sea una crisis del modelo neoliberal y su régimen. Su táctica tiene tres frentes: la Impunidad general, la cabeza del Partido, y la Megacorrupcion con la Soberanía Nacional.
Los dos primeros frentes están en la escena mediática, y son fusibles recambiables.
Primero, la sistemática impunidad, para los diversos casos, cualquiera sea su nivel. Se borran audios, se queman documentos oficiales, se anulan pruebas. No hay detenidos, solo Rómulo Leon, porque era imposible evitarlo.
Segundo, se pretende desviar las denuncias por corrupción a los dos Secretarios Generales del APRA, Del Castillo (Petroaudios) y Quesada ( Cofopri), que han sido formuladas con indicios muy graves.
Se los presenta y centra como una “crisis del partido” (licencias, reemplazos, candidaturas, etc), buscando quitarle su real carácter de hechos de corrupción, y bloqueando una real acción moralizadora.
El Tercer Frente es la mega corrupción subastando la soberanía nacional. García se afirma en el poder neoliberal, precipitando la subasta lobbysta de los Puertos y el Gas de Camisea.
Han anunciado para entregar, ilegalmente, y en tres meses, todo el Puerto Público de Enapu-Callao a una empresa privada, con la liquidación de Enapu como empresa pública portuaria, la que reducirían a una “sociedad de beneficencia”, dedicada a pagar despidos y pensiones. Pretenden imponer un desarticulado sistema portuario nacional sin soberanía, con un Duo-polio de dos operadores mundiales (DPW y otro) en el Callao, y un tercer Administrador, que no es otro que la empresa Tramarsa, del grupo naviero portuario Chileno (Vonappen/Urenda/Claro),buque insignia empresarial Chileno. Pretenden convertirla como eje vertebrador de los servicios y puertos del sistema portuario del Perú, como lo es LAN en el aeroportuario.
La otra mega corrupción es la Exportación del Gas de Camisea, que comente la semana pasada. Han hecho un mamarracho jurídico, para cambiar ilegalmente las normas de transporte y permitir la exportación. En junio se empezará a exportar a Chile, pues a México será recién desde el 2011. Este faenón deja al país sin un recurso fundamental para su soberanía energética. Se vende el gas a US$ 1 el barril equivalente de petróleo, para comprar el sustituto energético requerido a US$ 84 barril de petróleo (importándose 100,00 mil barriles de petróleo por día). Los combustibles serán cada vez mas caros, en un país desabastecido de su fuente energética.
El Perú rechaza la corrupción y el pisoteo de la soberanía. Todos repudian la exportación del Gas a México y Chile, que desabastece al Perú. Se declara al día que García exporte LA PRIMERA molécula de gas, como el “Día de la Felonía al Perú”. El país se moviliza. La ciudadanía esta indignada. Se alistan lavados de bandera por todos lados.¡Ética y Soberanía, para la democracia nacional!
Manuel Dammert
Fuente : La Primera
jueves, 6 de mayo de 2010
Topy Top siniestro
Ni siquiera el Primero de Mayo descansó la mano cruel de Topy Top. Ese día despidió a 35 trabajadores (30 sindicalizados y cinco no afiliados al sindicato).
Esta acción inhumana exhibe la irresponsabilidad de una empresa cuyos métodos resumen el ánimo y el comportamiento de un empresariado que ha prosperado mediante la explotación inmisericorde, las jornadas de 12 horas y la ausencia de derechos laborales, incluido el de la libre sindicalización.
Topy Top es la empresa que en 2007, cuando se fundó allí el sindicato obrero, despidió a todos los sindicalizados. Esto suscitó una protesta del sindicalismo internacional, que logró una reposición luego burlada.
El abuso del 1 de mayo se ha producido horas antes de que Alan García, presidente de la República y del Apra, pronunciara un discurso en que afirmó: “Mi pedido es permanente y exigente: siempre debemos fomentar la sindicalización, que es instrumento de defensa de los trabajadores”.
“Hay que contar –agregó García– con sindicatos sólidos que colaboren con la redistribución de la riqueza”.
Palabras, palabras, palabras. Porque Topy Top, un consorcio que explota a 7,500 trabajadores, es reincidente pertinaz en despedir obreros, sobre todo si son sindicalizados, y más aún si son dirigentes sindicales.
Los 35 trabajadores recién lanzados a la calle son padres o madres de familia, algunos tienen seis años de contratos sucesivos, por lo cual resulta ridículo el argumento de que se les despide por “mala actitud”.
Mala actitud es la de los ejecutivos de Topy Top, que han rebajado a la tercera parte el valor de las horas extras o desnaturalizado los contratos de trabajo e implantado el salario mínimo como tope de ingresos.
Entre los “crímenes” del sindicato de Topy Top figura el haber presentado al Ministerio de Trabajo documentos que prueban que los despedidos tenían derecho a la estabilidad laboral.
¿Y el Ministerio de Trabajo? También dice fomentar los sindicatos. Hasta ha creado una oficina para la promoción sindical. Pero Topy Top sigue haciendo lo que le viene en gana.
En sólo este año, el Ministerio ha aplicado a Topy Top dos multas, cada una de 72 mil soles. Una por prácticas antisindicales, otra por obstrucción de la labor inspectiva sobre los contratos desnaturalizados y por no dar prueba de éstos a la autoridad de Trabajo.
El Ministerio ha citado cuatro veces a los representantes de la empresa, pero ellos no se han presentado. Tampoco pagan las multas.
Los abusos de esta empresa son intolerables, no sólo por el daño que causan a los despedidos, sino también porque atemorizan a los obreros de ese centro, y a la clase obrera en general.
Urge por eso la solidaridad, en especial de las ramas textil y de confecciones, y la apelación al internacionalismo sindical, como en 2007.
Cesar Levano
Fuente : La Primera
Ni siquiera el Primero de Mayo descansó la mano cruel de Topy Top. Ese día despidió a 35 trabajadores (30 sindicalizados y cinco no afiliados al sindicato).
Esta acción inhumana exhibe la irresponsabilidad de una empresa cuyos métodos resumen el ánimo y el comportamiento de un empresariado que ha prosperado mediante la explotación inmisericorde, las jornadas de 12 horas y la ausencia de derechos laborales, incluido el de la libre sindicalización.
Topy Top es la empresa que en 2007, cuando se fundó allí el sindicato obrero, despidió a todos los sindicalizados. Esto suscitó una protesta del sindicalismo internacional, que logró una reposición luego burlada.
El abuso del 1 de mayo se ha producido horas antes de que Alan García, presidente de la República y del Apra, pronunciara un discurso en que afirmó: “Mi pedido es permanente y exigente: siempre debemos fomentar la sindicalización, que es instrumento de defensa de los trabajadores”.
“Hay que contar –agregó García– con sindicatos sólidos que colaboren con la redistribución de la riqueza”.
Palabras, palabras, palabras. Porque Topy Top, un consorcio que explota a 7,500 trabajadores, es reincidente pertinaz en despedir obreros, sobre todo si son sindicalizados, y más aún si son dirigentes sindicales.
Los 35 trabajadores recién lanzados a la calle son padres o madres de familia, algunos tienen seis años de contratos sucesivos, por lo cual resulta ridículo el argumento de que se les despide por “mala actitud”.
Mala actitud es la de los ejecutivos de Topy Top, que han rebajado a la tercera parte el valor de las horas extras o desnaturalizado los contratos de trabajo e implantado el salario mínimo como tope de ingresos.
Entre los “crímenes” del sindicato de Topy Top figura el haber presentado al Ministerio de Trabajo documentos que prueban que los despedidos tenían derecho a la estabilidad laboral.
¿Y el Ministerio de Trabajo? También dice fomentar los sindicatos. Hasta ha creado una oficina para la promoción sindical. Pero Topy Top sigue haciendo lo que le viene en gana.
En sólo este año, el Ministerio ha aplicado a Topy Top dos multas, cada una de 72 mil soles. Una por prácticas antisindicales, otra por obstrucción de la labor inspectiva sobre los contratos desnaturalizados y por no dar prueba de éstos a la autoridad de Trabajo.
El Ministerio ha citado cuatro veces a los representantes de la empresa, pero ellos no se han presentado. Tampoco pagan las multas.
Los abusos de esta empresa son intolerables, no sólo por el daño que causan a los despedidos, sino también porque atemorizan a los obreros de ese centro, y a la clase obrera en general.
Urge por eso la solidaridad, en especial de las ramas textil y de confecciones, y la apelación al internacionalismo sindical, como en 2007.
Cesar Levano
Fuente : La Primera
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