lunes, 2 de mayo de 2011

La verdad de Keiko

Una atenta lectura de las 48 páginas del Plan de Gobierno 2011-2016 del Fujimorismo, encuentra que solo se menciona una vez “derechos humanos”(p. 13). Asociada a una coacción intolerante. ¡Casi escriben que son “una cojudez”, Cipriani dixti! Para concordar con su lista congresal, la que ha tenido la mayor cantidad de gente vinculada al narcotráfico, al tratar qué hacer con el VRAE no señalan explícitamente rechazar al narcotráfico que lo domina, sino a un vago “grupo armado” (p. 3). No tienen una política anti corrupción, sino palabras vacuas y medidas intrascendentes (pag 21,22). Estos dislates muestran que de lo que se trata en 48 páginas es buscar el retorno al poder político del gobierno de la mafia corrupta y asesina la de los siameses Fujimori-Montesinos.

Cuando tratan del Plan de Desarrollo Nacional (págs. 24,25,26) resumen una metodología de elaboración, y no proponen un proyecto de país. Respecto a los problemas claves de la nación, su silencio es una loa al continuismo, en los que el neoliberalismo ha fabricado sobre todo pobres, mientras ha hecho más ricos a los ricos y más vulnerable a nuestro medio ambiente. El Plan de la Dinastía Fujimori, santifica la actual matriz energética (p. 46), defiende la exportación del gas de Camisea. Se arrodilla ante la gran minería (p. 48) y se niega a establecer el impuesto a la sobreganancia. Habla vaguedades sobre Infraestructura, ofertando en el aire reducir los costos logísticos de 32 % a 20 % (p. 39), ratificando su real compromiso con el control que tienen los grupos monopólicos mercantilistas.
Manteniendo el modelo primario exportador, proponen sin fundamento impulsar el crecimiento del PBI en 7 % anual (p.33). Sustentándola en una profundización de la flexibilidad laboral (p.35), empobreciendo al trabajo y recortando sus derechos. Anuncian “normas de excepción” para lograrlo, repitiendo las aplicadas por la dictadura de los 90. Proponen acentuar los recortes de los derechos, y a los nuevos trabajadores crearles un régimen laboral sin derechos.
En la administración pública (p.21), volver a los dos sistemas de los 90, con una “gerencia de calidad”, con protección jurídica para la impunidad de sus corruptelas, y además con una masiva “carrera pública” precaria, subempleada, condenada a la mediocridad, sujeta al Cas y la tercerización. Refuerza los abusos de las AFP (comisiones excesivas, y otras) con sus afiliados, deja a los 1,200,000 mayores de 65 años que no recién pensión alguna en la indigencia total.
Estas nefastas propuestas laborales, acentúan la desigualdad y la exclusión. Promueven “cluster productivos” sustentados en el autoconsumo y ofertan brutales programas para que los jóvenes acepten no tener derechos… para ¡“empezar a trabajar”!.(págs. 36,37). No es casual, que quieran reducir los ciudadanos a clientelas controladas, y hacerlas súbditas de una dictadura corrupta que buscan restablecer.
Manuel Dammert
Fuente : La Primera

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