La derecha y el antisistema
Con la aparición de cada nueva encuesta sobre la intención de voto del electorado peruano, aparecen con justificadísima razón personajes que reniegan de su propio origen político y advierten, con la debida anticipación, de posibles “golpes democráticos”.
Mezclan y tergiversan a su antojo realidades tanto nacionales como exteriores, acomodándolas a sus escasos recursos y herramientas de manejo conceptual de análisis de la situación del país.
El último gran golpe “democrático” naturalmente fue el que instrumentó el gobierno de Fujimori, y que trajo como consecuencia una de las dictaduras más corruptas en la historia del Perú, que destruyó casi todas las instituciones del Estado peruano.
Ahora los reciclados de la política de la derecha pretenden asustar con posibles golpes de imaginarios outsiders, que al parecer aparecerían para las elecciones del 2011.
Entre los posibles candidatos a la presidencia para el 2011, Lourdes Flores y Ollanta Humala ya participaron en las elecciones de 2006 y por lo tanto el carácter de outsider no es posible aplicárseles; ya son “caseritos” del sistema electoral peruano.
Ahora bien, en estricto sentido tampoco Castañeda y Keiko Fujimori tienen esa característica, pues ellos ya tienen una dilatada participación política.
En su momento el ex Presidente Toledo sí fue un verdadero outsider y ganó las elecciones y en ese coche se auparon muchos de los que hoy reniegan de aquella gesta.
Queda claro entonces que el tema para la derecha no es el outsider, sino la ideología que profesa. De lo contrario, tendría que renegar de Pedro Pablo Kuczynski, quien ha sido lanzado como un verdadero outsider de la derecha.
Resulta que para los negociantes o mercantilistas del sistema ahora tampoco la democracia es el mejor de los sistemas, pues solamente es válida cuando los resultados electorales son favorables a sus intereses, y se mofan sin ningún escrúpulo del sistema, de sus instituciones y de las leyes existentes y no escatiman nada e incluso llegan a burlarse de los dispositivos legales para favorecer a familiares, sacándoles la vuelta a las licitaciones.
Es decir que son los perfectos antisistemas, pero para la corrupción, y luego tienen el desparpajo de alertar a “sus” demócratas, ergo corruptos como ellos, para “formar la unidad nacional que prevenga y evite los lamentables” proyectos nacionalistas que ganan terreno en toda la región latinoamericana.
Félix Morrow
Colaborador
Fuente : La Primera
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