Kouri: ¿alcalde de Lima?
Que alguien ligado a Montesinos y a todas las mañas imaginables para la combinación de la política con los negocios turbios llegara a ser alcalde de Lima, es un grave riesgo para la moral pública y mostraría, una vez más, que el delito no paga cuando se trata de servir bien a los poderosos. En la propia boca de Alex, se logra la impunidad cuando uno ya “juega en las ligas mayores”.
Envalentonado por el apoyo de Keiko, desde el mismo momento en que se decidió su candidatura, hace ya algún tiempo atrás, y consolidadas sus relaciones con el lado oscuro del APRA, puede apostar sin titubeos a ganador. Con Giampietri, el de las relaciones con Business Track y de otras del mismo calibre destructor pero que son muy útiles para el manejo sucio de las cosas, el futuro escenario político del país se ensombrece. Es que no sólo crecería exponencialmente el mercado de los negocios encubiertos en torno al municipio limeño, tanto que la gestión de Castañeda con lo de Comunicore aparecería como un ingenuo error administrativo, sino que el propio régimen político se vería acechado por un sucio operador político, cínico y dispuesto a todo.
Alguna gente ingenua pone en duda lo delicado de la amenaza diciendo “pero si en el Callao ¿qué otra cosa hizo salvo la coima detectada en el viaducto de la avenida Faucett?” Como si Alex se hubiera abierto paso a empujones para asistir ocho veces a la salita del SIN simplemente para conseguir un negocio mal habido. ¿Se acuerdan del vladivideo de enero de 1998, cuando invitado por Montesinos para que le sugiera una maniobra política a favor del que apostaba a la re-reelección, le planteó la siguiente: 1) Hacer aprobar en el Congreso una ley contra el Callao 2) Él (Alex) se encarga de sacar las masas chalacas a la calle para que protesten 3) El presidente (Fujimori) observa el proyecto de ley aprobado en el Congreso (se niega a promulgarlo) 4) El pueblo chalaco aplaude a Fuji y a Alex ¿Cómo la ven? Si el muchacho ya desde entonces se las traía.
Así, pues, la amenaza que se cobija en la candidatura de Kouri no sólo tiene que ver con la corrupción. Se trata de un operador político puesto al servicio de los más negros intereses del país, a cómodo precio de mercado, capaz de obstruir y/o desestabilizar el próximo gobierno, si este intentara realizar las profundas transformaciones que las mayorías reclaman. ¿Está claro, no?
Aunque en un diferente escenario, las masas de Guayaquil hábilmente movilizadas por su alcalde Jaime Nebot contra la política del presidente Correa en el Ecuador sería sólo un pálido reflejo de lo que podría suceder en nuestro país. Otra vez ¿está claro, no?
Carlos Malpica
Fuente : La Primera
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