jueves, 12 de marzo de 2009

César Lévano cesar.levano@diariolaprimeraperu.com
La manta de Mantilla
Agustín Mantilla, el ex ministro del Interior que recibió 30 mil dólares de Vladimiro Montesinos para una campaña electoral del Apra, inquieta a la cúpula aprista. Jesús Guzmán Gallardo, candidato a secretario general del PAP, ha dicho a nuestro diario que la dirección del Apra en aquella época, año 2000, conocía todas las andanzas (y cobranzas) de Mantilla. Dirigentes principales del Apra eran en esa época Jorge del Castillo y Mercedes Cabanillas. Es evidente que Alan García supo en todo momento lo que hacía Mantilla con los dineros que había recibido en el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). No sólo eso. Los millones de dólares que Mantilla manejó eran probablemente de García. ¿De dónde surgió esa fortuna? ¿De apropiación ilícita de fondos del Estado? ¿De negociado con narcos? Recuerdo lo que el propio Mantilla nos dijo a Ricardo Uceda, a Edmundo Cruz y a mí en los días en que era ministro del Interior. Habíamos pedido audiencia para averiguar la situación real de la arremetida senderista en todo el país. El ministro nos planteó una cuestión previa: no iba a declarar nada que dañara el prestigio del entonces presidente García. “Todo lo que soy se lo debo a Alan”, explicó. “Yo no era nadie, y él me dio la oportunidad de ascender”. Desde que en 1983 se convirtió en Secretario particular del futuro presidente, Mantilla ha sido colaborador fiel de García. Cuando éste asumió la presidencia por primera vez, todas las actividades, todos los viajes de Mantilla a la zona del narcotráfico en la selva, fueron sin duda ordenados, aprobados o conocidos por el primer mandatario. El ministro no iba a jugar en solitario, y García no se lo iba a permitir. Cierto, García empleó en algún momento términos condenatorios muy duros contra su protegido. Pero todo indica que éste conserva gran influencia en las altas esferas del aprismo y el poder. Eso sólo puede ocurrir porque el vínculo no está roto. No cabe otra explicación para el peso de Mantilla en el Apra y en el gobierno. No es él un pensador político que convoque asombros, o un orador de polendas o un organizador baqueano. Es un mero manipulador político. Su poder sólo puede ser alimentado desde el poder. No creo por eso que el ex ministro se muera por volver al Apra. Se muere por otros motivos. Por ejemplo, por colocar compañeros favoritos en áreas rentables de la administración. Más que un asiento en el padrón de militantes o dirigentes, a Mantilla le interesa seguir actuando en los sótanos de la corrupción, buscando más prebendas para su pandilla. Creo que para eso chantajea con pequeñas amenazas. Si su juego fuera de fondo, le bastaría con decir (o amenazar con decir) quién le encomendó percibir y administrar los millones de dólares que colocó en cuentas bancarias. Fuente : La PRIMERA

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